De paseo por Reykjavík

De paseo por Reykjavík

Cuarentena finalizada

La misma tarde fuimos a descubrir Reykjavík. El primer stop was – que sorpresa! – Hallgrimskirkja. Durante casí una semana había visto la famosa iglesia desde mi ventana – tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Sentía como una maravilla de ahora poder verla de cerca y movernos libremente en la ciudad.

A pie eran aprox. 15 minutos hasta Hallgrimskirkja – su architectura resemblando las estructuras de las formaciones de piedras, montañas y glaciares de la naturaleza islandica. La estatua delante es Leif Erikson y erá un regalo de los E.E.U.U. para el 1930 Althing Millennial Festival.

¿Cerrado? … no me dígas. Miraba a esa iglesia desde lejos para casí una semana y ahora esta cerrada? Me habrá gustado tanto de ver el interior del templo. Bueno, eso bien sirve como recordatorio que durante los tiemos COVID los museos y otros puntos de interés tienen un horario muy limitado. Mi consejo: antes de visitar, iros a la página«Visit Reykjavík» when planning your visits. 

Primeros souvenirs

Pues, seguimos hasta el centro de ciudad. Pero, antes nos paramos en una tiendo de souvenirs cerca de Hallgrimskirkja que me atrae con un «pato de goma». Bueno, no era realmente un pato. Era un «Lundi» de plastico. Un «lundi» es un «frailecillo», y ese pájaro de goma multicolor llegaba a ser mi primer souvenir.

El centro de Reykjavík es de muchas colores y entre Laugarvegur street, Harpa Concert Hall y Austurvöllur Square con el Parlamento – Althingishus  – tienes que tener al menos 2 hours para stops, fotos y compras de souvenirs.

Una chaqueta de lluvia «Icewear» llegaba a ser mi segundo souvenir. Visto, probado y comprado. Puede, que el llovazo que nos pillaba en la plaça Austurvöllur tenia algo que ver con eso?

Paseo final por el Sculpture Walk

De vuelta al appartamento paseabamos otra vez por la costa y el «Paseo de las Esculturas». Que buenos de finalmente poder irnos para cenar fuera en nuesra ultima noche en Reykjavík. Nos fuimos a un restaurante cerca y el hamburguesa de cordero y la caña fresca saboreaban buenissimo.

Muy raro era que – con los números de infecciones tan bajos – y aunque había desinfectantes en todos los sitios, los islandeses no levabán mascaras.

El día siguiente ibamos a salir de Reykjavik. Nuestro primer stop era la Snaefellsness Peninsula.

 

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