Algunos momentos siempre se quedan. Uno de esos momentos me lleva hast una minuscula isla con un faro en medio del río St.- Lorenzo delante de Riviére-du-Loup. Después de pasar una noche ahí, y con una taza grande de café fresco y caliente, me iba fuera para disfrutar del silencio de la mañana. Era poco después de amanecer y las aguas del río eran tranquilos & brillantes como un espejo. Ví a Riviére-du-Loup salir del banco de niebla en la orilla enfrente. Era tan tanquilo que casí se podia tocar el silencio. Nada, nada de ruído, salvo un respiro. Un respiro?
Que si! Un solo respiro se convirtió en dos, tres y más. Levantandome – y suavemente poniendo my taza en el banquillo – y girandome hacia el sónido, ví dorsales blancos rompiendo la superficie del agua. Beluga! Uno, dos, tres y más sigiendo el río hacía el sur y pasando mi punto de vista en apenas de 20m. Asombrada, tomó fotos y contó hasta 12 belugas pasando lentamente a la isla.
Uff, hacia un montón de fotos en estos momentos – dorsales blancos en el aguas de plata con pájaros siguiendo encima. Ninguno de esos imagenes puede describir los sonídos de respiros de las balenas blancas, ni las emociones de ver esos animales por primera vez – y tan cerca – en su habitat natural. Mientras escribo eso, recuerdo mi abuelita quien siempre decia «hay que salir para aprender y hacer recuerdos», porque nadie te quitar robar lo que tienes «dentro de tu cabeza.
Y, que recuerdos presiosos me llevó de mi estancia corta en el islote del faro.Solo fuimos trés personas en el faro y la guis & la cocinera en un edificio a lado. La paraja que se quedo en una de las otras habitaciones del faro, era de Drummondville. mientras el converso conmigo en Inglés, ella solo hablaba Françés. Puh. Saco lo que podia recordar del Françés que aprendió en la escuela, y después de cada phrase esperando que no les habia ofendido con lo que dijó. Afortunadamente, iba bien y durante mis viajes en los años siguiente mi frances iba mejorando.
